Aprendamos a despedirnos, no es un adiós. Siempre vivirás en mí.
no te extraño porque estoy llena de ti
no te ANHELO porque estoy colmado de ti
¿como lograr sentir, vivir, pensar: estoy llena(o) de ti?
Andrés de González Argüelles
“Cuando te fuiste yo no estaba allí, tu mirada me buscó y yo no estaba contigo… Querías decirme adiós, y yo no estaba allí. Ahora siento que aquella ausencia es tan irreparable como tu muerte” … “Necesito despedirme de ti: ayúdame a mirarte de nuevo a tus ojos, a romper para siempre aquel silencio, a decirte las palabras que entonces no escuchaste, a dar rienda suelta a mis sentimientos, a sentirte cerquita del corazón”
No me despedí de ti, ¿Como supero el dolor? ¿Qué puedo hacer?
- ¿Cómo me sentí? ¿Como me siento hoy por no haberme despedido?
Siento que aquélla ausencia de no estar contigo, es irreparable
Necesito despedirme de ti , romper el silencio, decirte cosas que ya no escuchaste
NI SIQUIERA VI TU CUERPO YA…
Cuando un ser amado muere ( hijo, esposa, madre, abuelo, amigo, pareja), no siempre tenemos la oportunidad de despedirnos, y aun cuando lo hacemos, es muy probable que lo hagamos de manera dramática como pensando que no lo vamos a volver a ver. Si acaso diremos: nos vemos en la eternidad, nos vemos en el cielo, nos vemos en el más allá., en otros casos: no te vayas, no me abandones, porque te vas a morir?
El tema de hoy nos desafía para pensar que sí existe una manera de que ese ser amado continúe viviendo en tu ser, y no solo como un simple recuerdo. Pues bien, ¿que tenemos que hacer para dejar de sufrir por la partida? y además poder afirmar :
no te extraño porque estoy llena de ti
no te anhelo porque vivo colmado de ti
Lo primero consiste en despedirnos de manera presencial si tenemos la oportunidad, y lo podemos hacer con palabras como: “nos vemos hasta que nos volvamos a encontrar”, nos vemos en el paraíso, cuando quieras sentirme amor - nos conectamos de corazón a corazón. Ahora bien, si continuamos apegados a nuestro familiar o amigo, tal como lo conocimos y convivimos en la tierra, vamos a sufrir.
Efectivamente, el sufrimiento es esa mezcla de dolor, vacío y sentimientos de rencor, culpa, miedo, vergüenza, desesperación y tristeza.
Es un proceso natural, todos vamos a pasar por ello y tenemos derecho a estar enojados, sentir rabia, amargura. Está bien que esto dure unos meses, un año o más. Pero es necesario rehacer nuestra vida, volver a esa capacidad plena de amar, recibir amor de otros, trabajar, crear…
Incluso llegamos a pensar que es imposible recobrar nuestra paz, nuestra felicidad, pues hay una buena buena noticia: Sí es posible , el camino consiste en vivir y desarrollar el duelo, por lo cual veremos cuál es el camino, ya que fácil es decir: supéralo, ya no estés triste, vive la vida, recuerda de él o ella solo los momentos felices.
La tarea es ardua, trabajosa, difícil. Pero sí se puede lograr que esa esposa, hijo, madre, abuelito, tío, o amigo, viva en ti para siempre y te deleites con ello.
De su presencia física nos podemos despedir, pero ¿cómo lograr que “viva en mi para siempre?”
Tomemos la ruta para sanar las heridas, y poco a poco aprenderemos a situarlo en nuestro ser, en el alma, pero de una manera diferente, con un nuevo significado, de tal forma que aprendamos a disfrutar su presencia, su ser, su amor.
Lo primero es compartir nuestro dolor Expresar y dejar salir nuestras emociones , es decir, compartir los sentimientos y emociones con personas que no nos juzgan, pero sí comprenden nuestro dolor y nos acompañan amorosa y asertivamente. Recordemos que no es saludable aguantarse o reprimir los sentimientos y las lágrimas, éstas últimas deben fluir para poder sanar internamente nuestras heridas. Al compartir nuestras lágrimas que están impregnadas de amor, podemos consolar a otros, y al recibir también lágrimas que nos obsequian de manera generosa, sanamos o cubrimos nuestras heridas con ese delicado regalo.
Rituales , ceremonias religiosas y homenajes
Algunos de las principales rituales y ceremonias que resultan muy convenientes para iniciar el duelo son: Velorio, rezos, entierro, novenarios, luto, visitas al panteón, misas o servicios religiosos, reunión del rebaño con el pastor., soltar mariposas, palomas, globos. Retiro espiritual, etc.
Veamos algunas de las ventajas de llevar a cabo los rituales:
Normalmente, los rituales inmediatos a la muerte de la persona, son el inicio del duelo, a menos de que se haya presentado un pre duelo por enfermedad prolongada y pronóstico fatal de la evolución de la persona amada.
Las ceremonias religiosas y los rituales significan una primera despedida que se comparte, luego vendrán semanas y meses en soledad, enfrentarse a la realidad, afianzar el sufrimiento y preparar las condiciones para caminar en la superación del duelo.
Además de las ceremonias y ritos mencionados, una vez que se terminan los rosarios o ceremonias religiosas, puede resultar favorable llevar a cabo otras actividades ceremoniales no religiosas ( homenajes) para recordar y honrar la memoria del difunto, así tenemos por ejemplo: la presentación de un video biográfico o realizar la edición de un libro relacionado con el legado del fallecido ; la realización de partidos de foot u otros deportes significativos en relación con el ser amado que murió., realizar una conferencia con temas de gran interés y relevancia ., editar un libro de sus memorias o textos ., crear un sitio en alguna red social para difundir los aspectos relevantes de su vida y obra ., elaborar una biografía a través de su identidad musical., etc
La etapa posterior a las ceremonias, suele ser de sufrimiento: emociones, sentimientos, tristeza, dolor.
Es volver a la cruda realidad sin él , sin ella. Vendrá el duro proceso íntimo de vivir el dolor, luchando con la aceptación, la culpa, el rencor, el miedo…¿Qué hacer en esta etapa?
Preseentamos algunas opciones a saber:
Escribir en 2 cuadernos, en uno, todos los sentimientos desagradables de resentimiento, miedo, vergüenza, culpa, posteriormente romper o quemar esas hojas, simbólicamente significa liberarnos de esos sentimientos que nos agobian. En el otro cuaderno, se anotarán agradecimientos, recuerdos hermosos, deseos y amor hacia la persona amada que partió, en fin, todo lo bonito.
Para algunas personas es muy provechoso escribir una carta al difunto, expresando agradecimiento, algún reproche, pedir perdón, expresarle toda bondad y bien, etc.
Asimismo, resulta de gran importancia tejer una red de apoyo social familiar, y/o comunitario, para brindar ayuda, soporte emocional y asistencial si se requiere. Esta red significará para el doliente un gran apoyo.
Ahora bien, para los creyentes resultará formidable la ayuda , acompañamiento y consuelo Divino. Por ello la oración, el ayuno, la lectura de las Sagradas Escrituras, la oración colectiva, las alabanzas, y brindar amor al prójimo de diversas maneras, constituye un camino de excelencia en el crecimiento espiritual que tendrá repercusiones muy favorables para el alivio del doliente.
En toda esta etapa de recogimiento, el duelo seguirá su curso, lo importante es no estancarse y permitirse sentir, llorar, expresarse, recibir y dar consuelo, reflexionar si puedo descubrir un nuevo sentido en mi existencia a raíz de la pérdida, e ir incorporando a mi vida de una nueva manera a la persona que falleció o partió. Esto puede llevar semanas o meses, hay que ser paciente.
Resulta interesante que muchos pacientes me comparten que les genera una angustia muy grande no saber dónde está su ser amado, y vuelve a cobrar relevancia la afirmación: Siempre vivirás en mí. Pues bien veamos 3 perspectivas religiosas o de creencias diferentes, y veremos que la mayoría de las personas puede encajar en alguna de ellas.
1.- Si eres ateo, ya no existe más vida después de la muerte, por lo tanto, solo puede quedar en tu mente el recuerdo del difunto.
2.- Si crees en la rencarnación, el ó ella tendrán oportunidad de crecer, mejorar y ser mejores personas en cada nueva vida , hasta que lleguen al total equilibrio de perfección y deje de reencarnar.
3.- Si eres creyente, Dios es por definición misericordia, si tu ser amado aún no ha llegado a a la Gloria del Padre, Dios lo estará preparando para que se purifique, es como un retiro espiritual de silencio, oración y perdón. Siempre con la ayuda de Dios.
Ahora bien, si sufrió antes de morir, tuvo la oportunidad de iniciar la purificación de su alma a través del arrepentimiento y el perdón. Aunque suena horroroso que un ser amado muera sufriendo, pero puede arrepentirse de sus errores o caminos errados y entonces habrá esa ganancia para su purificación, crecimiento espiritual y posterior encuentro con Dios hasta la eternidad, ya sin sufrir, solo gozando.
Si tu ser amado te amaba aquí en la tierra 1000 ( midiendo de 0 a mil) ahora te va amar un millón o millones de veces ya que ha sido traspasado por el infinito amor de Dios en esa otra dimensión.
Por experiencia humana sabemos que el amor no tiene barreras físicas ni temporales. Así una madre se da cuenta que su hijo está enfermo o tuvo un accidente, aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia., igual un hijo se da cuenta en su corazón que el abuelito ya murió (una especie de telepatía)
Aquí podemos descubrir y conectarnos a través del amor con esa persona, y por eso
no se trata de decirle adiós que es para siempre, sino “hasta muy pronto, cuando aprenda a conectarme con tu amor”.
El perdón
Un punto que no hemos tratado se refiere al perdón, en efecto, perdonar es muy importante para poder llegar a la afirmación: “no te extraño porque estoy llena de ti”
Realmente el camino o sendero que venimos proponiendo para llegar a poder afirmar con toda certeza: “no te anhelo porque estoy colmado de ti” , requiere de un esfuerzo y dedicación para aplicar y vivir todo lo que hemos señalado anteriormente, pues bien, el perdón es como una llave mágica que facilitará todo el proceso y cada etapa o momento del duelo, incluyendo el llegar a la afirmación varias veces señalada “no te extraño porque estoy llena de ti” , es decir “en realidad, vives en mí ” .
¿ Porquè perdonar? Es muy frecuente quedar con pendientes hacia el difunto: no alcancé a perdonarlo, o no alcancé a pedirle perdón. ( o tal vez lo hice sin la suficiente fuerza y convicción, sintiendo que tengo ese pendiente con la persona que murió)
Aunque la persona ya murió, puedo perdonarlo de sus ofensas, no es fácil, pero sí se puede ( recomendamos consultar: El perdón, un camino para dejar de sufrir. En https://www.valledeloscedros.com.mx/post/61 )
EL perdonar significa renunciar al cobro de la deuda, es decir, dejar de odiar, dejar y soltar el resentimiento, renunciar a la venganza. Sí es doloroso, muy doloroso perdonar, especialmente a un familiar o amigo íntimo, pero el perdón nos libera del rencor, resentimiento, culpa y vergüenza. Al perdonar, nuestro nuevo estado emocional y espiritual nos va a permitir fluir en el duelo y que “viva en mí esa persona que amé, o que sigo amando”, aunque me haya hecho daño. Claro que cabe la posibilidad de olvidar a esa persona y volverse indiferente a la misma, finalmente es una decisión personal.
El otro caso se refiere a la situación en que el doliente no alcanzó a pedirle perdón por una o varias ofensas al difunto. En este caso, hay que pedir perdón al difunto a través de un pensamiento, palabra, ofrenda o acción ritual., pedir perdón a sus familiares si aplica., y en caso de los creyentes, a Dios.
Esto nos permitirá quitarnos la culpa en parte, pues la manera de eliminar la culpa será hacerme responsable para reparar el daño que infringí si es posible, o por lo menos, tomar responsabilidad sobre las personas que me rodean de tener una actitud amable, servicial y cariñosa.
Finalmente diremos que cada persona irá encontrando el camino para reconciliarse y asumir al ser amado que partió de una nueva manera estrecha y con cariño.
0 Comentarios