La Música alivia el dolor y la ansiedad. La Magia de la musicoterapia

Christian, un pacientito  quemado.

Mi experiencia personal en el Hospital

Prácticas de Musicoterapia (1996/2002)

         Psic. y Tanatólogo Andrés de González Argüelles

Uno de los primeros casos que tocó profundamente mi corazón y fue como un parteaguas en mi vida, fue  Christian , un niño de 4 años que sufrió quemaduras de 2º y 3º grado en un 75% de su cuerpo a fuego directo, y fue precisamente a raíz de la experiencia con este niño que descubrí la musicoterapia y empecé a aplicarla en todo el Hospital Central Ignacio Morones Prieto.

Tuve que  buscar fondos (donativos) para hacerle un injerto y cultivo de piel a Christian    El costo del cultivo de piel era de aproximadamente 30 mil pesos ( en 1996) . 

Personalmente acostumbraba antes de solicitar los fondos y ver quien o quienes podían donar el dinero o pagar los servicios,  visitar y conocer al enfermo, lo cual me motivaba para tratar de conseguir el dinero por cielo, mar y tierra si era necesario.

   Me decidí acudir al área de quemados, me lave las manos de rigor, me puse bata y cubre bocas, encontré a Christian despierto, temblando (titiritando),  en posición fetal, sin ropa (ya que esta molestaría las llagas y la piel viva), rechinando los dientes y con profundo dolor. El cuadro era aterrador e impresionante, yo sentí la necesidad de ayudarlo en ese instante con su sufrimiento, mientras crecía el nudo en mi garganta pensé: “no soy médico, no soy enfermero, ¿ qué puedo hacer en este instante para ayudarle ? ”  De pronto sentí un impulso grande por arrullarlo, y como no debía tomarlo en mis brazos dada su condición ( no era permitido por las reglas del hospital y podría haberlo infectado y provocarle más dolor en sus heridas), por lo que, sin tocarlo físicamente empecé a canturrearle de esos arrullos que yo les cantaba a mis hijos cuando eran bebés, en particular lo aprendí con mi linda y hermosa hija Raquel, también oré por el chiquito en ese momento.

   Cuál fue mi sorpresa que Christian empezó a dormirse y dejar de temblar y rechinar los dientes.  Así estuve un rato hasta que me salí profundamente emocionado.

   Al día siguiente regresé, le pregunte al niño si quería que le cantara, moviendo su cabeza me dijo que sí. Repetí los cantos y así sucesivamente durante varios días.

   Luego empecé a experimentar lo mismo con niños en la sala de urgencias que lloraban a gritos de dolor y miedo de estar en un lugar desconocido , con gente extraña, y también se calmaban, se dormían, y las enfermeras me decían que habían pasado muy bien la noche sin despertarse.

   Y así la cosas, hice mis experimentos de  canto y oración con otros pacientitos pediátricos en la sala de escolares y aislados, luego lo empecé a hacer con adultos en el área de cirugía, medicina interna y terapia intensiva. Los resultados fueron muy similares, y fue que decidí grabar audiocasets ( los cd´s eran todavía caros y aún los reproductores de cd´s) Inicié con una grabadora portátil que llevaba de sala en sala. Luego decidí solicitar un donativo a  un grupo rotario mixto de jóvenes recién desempacado del horno (recién fundado) me apoyó con grabadoras portátiles y de pilas ( alrededor de 10 aparatos).

   El día de la donación uno de los directivos del hospital, el Director Medico Cesáreo Costero comentó sin que escucharan los rotarios   “ ¿ Cómo es posible que nos regalen grabadoras si lo que necesitamos son medicamentos ? ” Y yo me hice pato, que más podía hacer si ya me había salido con la mía.

   Manos a la obra reproduje  varios casets y los llevé a la mayoría de las salas, incluyendo lactantes, neonatos, escolares, aislados, urgencias, medicina, ginecología, cirugía, terapia intensiva, rehabilitación física, y por supuesto, Quemados.

   Di mínimas instrucciones a las enfermeras y se inició la musicoterapia, misma que fui descubriendo de manera empírica, luego me puse a investigar y estudiar de manera más sistematizada sobre los efectos de la música sobre la salud de los enfermos hospitalizados.

   En todas las áreas del hospital empezó a haber resultados favorables, en algunos casos asombrosos: la jefa del servicio de

lactantes me dijo sorprendida que los bebés estaban aumentando de peso más rápido, que necesitaban menos medicamentos y salían del hospital más pronto. Situaciones similares empezaron a detectar algunas enfermeras de diversos servicios y diferentes turnos, ya no solo con niños sino también con adultos.

  Las mismas enfermeras empezaron a notar en ellas mismas un efecto tranquilizador, y anti estrés de la música. Pronto empezaron a desaparecer algunos audiocasets (se los llevaban sin avisar, o los pedían prestados y luego no los regresaban) . Esta situación me daba gusto porque quería decir que estaba surtiendo efecto la música no solo en el hospital sino también en casa. Yo seguía reproduciéndolos, consiguiendo nuevos donativos muy pequeños para la compra de audiocasets vírgenes…

Realmente yo no tuve tiempo ni los recursos para realizar una investigación aplicada con rigor científico sobre los efectos de la música con los pacientes, pero no era mi objetivo, y allí están los testimonios en el hospital y muchísimas anécdotas de cómo los pacientes mejoraron su salud con la utilización de la música y el consuelo sutil en su corazón razgado ( es la práctica tanatológica).

   A reserva de ir profundizando en el tema, baste por el momento comentar que la música acaricia sutilmente el corazón herido del paciente, motiva la relajación; destensa sus músculos, y en muchos casos despierta una actitud positiva, optimista y de esperanza. Esto favorece que el paciente no se deprima y que por lo tanto sus defensas y su sistema inmunológico funcionen mejor, de tal manera que el tratamiento médico surte efecto en menor tiempo o con mayor eficacia en los pacientes que se aplica la música y el acompañamiento amoroso ( intervención tanatológica).

Sus efectos sobre los pacientes es increíble, los ayuda a fortalecer su sistema inmunológico entre otros beneficios.

Personalmente sigo utilizando la música con muchos pacientes y he tenido la oportunidad de estudiar formalmente diplomados de musicoterapia y he podido de transmitir parte de estos conocimientos en talleres que he impartido a enfermeras, psicólogos, terapeutas florales, de medicina alternativa, rehabilitación física , neurológica y maestros de educación especial.

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Autor

Andrés de González Arguelles. Tanatólogo.
jueves 18 marzo 2021

Psicólogo y Tanatólogo Certificado por la AMTAC con más de 20 Áños de Experiencia.

Profesor de Diplomado de Tanatología en diversas universidades como UASLP, UCEM,UVAQ. Conferencias y cursos en IMSS, ISSSTE y otras instituciones.

Miembro de la Asociación Mexicana de Tanatología.

Director del Centro de Tanatología Vida y Plenitud.

Cuenta con Diplomados en Tanatología por la Universidad Colegio Latinoamericano de Educación Avanzada y Musicoterapia en Sociedad Peruana de Medicina Alternativa y Universidad Científica del Sur.

Ofrece conferencias de Tanatología mensuales sin costo en VALLE DE LOS CEDROS CAMPOSANTO.

  • Emergencia Tanatológica: 444 120 07 84.