Duelo por Covid ¿como superarlo?

Duelo por covid ¿Cómo superarlo?

           Psic y Tanatologo Andrés de González Argüelles

   El ambiente que priva en casi todo el territorio mexicano, y en muchas partes del mundo, es de miedo, tristeza e incertidumbre ante una enfermedad que ha matado ya mucha gente, el covid.

   Lo anterior provoca estrés, ansiedad  y miedo

   El dolor emocional por covid es muy rudo, lacerante, muy profundo.

   Ahora bien, el duelo es una respuesta natural del ser humano ante una pérdida, y duele,  el duelo duele.

   En efecto, el origen del vocablo duelo, provine del latín de la palabra dolus (dolor), la cual deriva del verbo dolere (doler, sufrir, penar).

   Resulta  interesante que cuando duele tanto, es porque hay mucho amor hacia la persona enferma, hacia la persona que muere. Es decir, durante el duelo se despliega mucho amor en medio del dolor ( se ayuda, se protege, se acompaña, se cuida, se asiste, se guarda, se auxilia, se resguarda, se actúa a favor del enfermo, en pocas palabras: SE LE AMA) . A medida que  el dolor es magno y profundo , el amor es más grande,.

   Y si lloramos o nos enojamos o nos desesperamos o sentimos impotencia, es porque amamos.

. El duelo es un proceso que se desarrolla luego de una pérdida, pero en el caso del covid hemos tenido la experiencia de experimentar estrés, ansiedad y miedo a lo largo de la enfermedad debido a todas las dificultades que se van presentando de manera súbita, repentina a saber:

   Incertidumbre por falta de diagnóstico certero; costos elevados de las pruebas de covid; errores médicos en el diagnóstico; escasez de medicamentos; costos muy muy elevados de los tanques de oxígeno y la recarga, además de la dificultad para conseguir oxígeno y los equipos necesarios; dificultad extrema o negativa definitiva para conseguir que el paciente grave, sea aceptado en hospitales y clínicas privadas u hospitales de población abierta cuando se cuenta con IMSS o ISSSTE; las largas esperas de horas y días fuera del hospital por parte de los familiares o amigos, en una situación en la que la información del médico tratante no fluye eficientemente o es nula; la incomunicación con el paciente una vez que se hospitaliza, y luego , en caso de fallecimiento, la imposibilidad de ver y despedirse del difunto, vestirlo ( si acaso solo se permite que una persona reconozca el cadáver); la prohibición de llevar a cabo el velorio y la sepultura tradicional, las exequias o ritos y ceremonias religiosas; el señalamiento y juicio por parte de algunos familiares que culpan a los hijos, a la viuda o viudo, de la muerte del enfermo; etc etc.  No falta el familiar que por no haber visto al difunto, se queda con la duda si la muerte fue real.

   Por si fuera poco quedan muchas dudas en los deudos:

¿lo atendieron bien en el hospital, con respeto, amabilidad y dignidad?

¿sufrió mucho dolor, asfixia, desesperación?

¿hicieron todo lo posible por salvarle la vida o eligieron otros pacientes para entubarlos y usar los escasos medicamentos con los que se cuenta?

¿trataron el cadáver con respeto, honor y sumo cuidado en el hospital y en la funeraria?

   Dolor, culpa, coraje tristeza, miedo, rabia, son solo algunos de los sentimientos provocados por la situación descrita. En el caso de la culpa, el familiar suele plantearse las siguientes preguntas: ¿Por qué lo llevé al hospital que NO QUERÍA MI FAMILIAR?  ¿para que lo llevé al hospital si de todas maneras iba a morir? ¿Por qué no me cuide y yo lo contagié? ¿Por qué no lo amé y cuidé como él o ella lo merecían?

   Todos estos sentimientos y cuestionamientos surgirán de manera natural y espontánea, pero la culpa es una carga que no ayuda al que la padece, solo entorpece el duelo, su desarrollo y superación.         Es necesario despojarse, soltar la culpa y en todo caso hacerse responsable y tomar los aprendizajes que nos deja este sentimiento: asumir una práctica de prevención y cuidado más escrupulosa y precisa consigo mismo y especialmente con los seres amados , y no repetir la conducta o conductas que lleve a cabo con el ahora difunto (a) , de las cuales me arrepiento, por ejemplo, no dedicarle tiempo, atención, haberlo ofendido de manera grave, abandonarlo, etc. Es decir, esas conductas “erradas” , ahora puedo modificarlas perfectamente con los seres que amo y viven todavía, y sería una buena manera de honrar la memoria de la persona que falleció.

   La pregunta obligada es la siguiente: ¿tendré que vivir toda mi vida con un duelo crónico y por tanto sufriendo y penando?

   La respuesta es no, aunque el dolor sea insoportable, profundísimo y desgarrante, tienes una salida: superar el duelo

   Pues bien, ¿cuál es el camino para  sanar mis heridas?

   A continuación presentamos algunos tip´s para superar el duelo:

1.- Compartir  sentimientos y emociones con las personas más cercanas.  El ser humano tiende a ocultar los sentimientos pensando que el otro va a sufrir, pero en realidad cuando dos personas que tienen el mismo dolor o similar comparten y se dan consuelo, el dolor disminuye y  empieza a sanar.

2.- Elaborar una especie de diario ( un cuaderno privado, íntimo) en donde se escriba diariamente durante 5 a  15 minutos los sentimientos que agobian, pensamientos, reclamos, quejas, etc. Esto servirá para identificar los sentimientos y emociones que me abruman, y entonces se tendrá  desahogo, y se podrá  soltar pensamientos y sentimientos que  atormentan, que  causan dolor.

3.- Un homenaje, un acto de amor.

   Hoy, gracias a la tecnología , podemos plasmar en un video con fotografías, imágenes, música y dibujos , la vida del ser amado que partió.

   Documentos para presentaciones virtuales (audiovisuales) en power point, prezi, y otros paquetes, que hasta los niños de primaria pueden elaborar, y de esta manera se involucran  varios miembros de la familia en el homenaje al difunto.

   Todo el amor, la creatividad y la chispa de los niños y las personas que participen, quedará plasmado en las presentaciones, videos, colecciones fotográficas, etc.

   El homenaje se lleva a cabo en una fecha elegida, se invita a las personas que sea prudente para guardar sana distancia y las medidas preventivas que marcan las autoridades para prevenir contagios de covid, combinado con encuentros en zoom, whats , face, etc. Durante el evento, se comparten anécdotas del difunto, se hace oración, se comparte el pan,  etc. Todo en honor de la persona fallecida.

   De las presentaciones o videos elaborados, se pueden obsequiar copias a familiares y amigos como un hermoso recuerdo del ser amado que estamos distinguiendo.

   Otro tipo de homenajes se pueden realizar cuando se desee, ya sea de tipo religioso o no, tomando en cuenta los hobbies, actividades que le apasionaban al difunto como deportes, arte, actividades altruistas, laborales, etc.

4.- El amor tiene muchas caras y formas de expresarlo, es conveniente formar redes de apoyo familiar y comunitario para dar soporte, ayuda, acompañamiento y distinción a los deudos más cercanos. El acompañamiento se convierte en el ungüento que alivia el dolor ante la pérdida, la separación

5.- Hay personas que les viene muy bien hacer una carta de despedida al difunto, en vista de que no tuvieron tiempo de despedirse, de expresarle palabras amorosas, de pedirle perdón, etc. Se busca un momento especial de inspiración para hacer la carta, y luego en algún lugar significativo: en la sala del hogar, en un parque, en el campo, en el camposanto, en una Iglesia, se lee con todo cariño y se puede llevar a cabo algún acto significativo como sembrar un árbol, arreglar un jardín, convivir con personas que el difunto ayudaba, con sus ex compañeros de trabajo, etc.

6.- Incorporarse a las actividades laborales, académicas, y familiares, facilitará la superación del duelo.

   Tal vez se haga de manera paulatina, poco a poco. También es importante el ejercicio y la realización de terapias ocupacionales, que podrán coincidir con las responsabilidades laborales y escolares o no.

7.- Descubrir o redescubrir a las personas que están esperando nuestro cariño, atención y cuidado. Muchas veces nos sucede que estamos concentrados y enfocados al cuidado y dedicación , principalmente de una persona, y al morir nos damos cuenta de la necesidad grande de nuestro amor y convivencia por parte de otros miembros de loa familia , a los cuales tal vez teníamos un poco abandonados.

   Por lo tanto es una oportunidad de tener una nueva vida gozando del amor de aquéllos a los que mantuve al margen por estar distraído. A veces se trata de los mismos hijos, cónyuge, hermanos, padres , etc.

   Finalmente recordemos que El dolor es un maestro de crecimiento , y a más dolor, más amor. Por eso coincidimos con el Dr Martínez V. que nos da este elocuente planteamiento

…”Ver el duelo como una expresión póstuma de amor es bálsamo que mitiga la pena. Esta visión positiva arroja luz en la oscuridad del luto y nos puede ayudar a crecer como personas. De hecho el duelo nos cambia, nunca más volvemos a ser los mismos”...  Psiquiatra Pablo Martínez Vila.

 

 

 

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Autor

Andrés de González Arguelles. Tanatólogo.
jueves 18 febrero 2021

Psicólogo y Tanatólogo Certificado por la AMTAC con más de 20 Áños de Experiencia.

Profesor de Diplomado de Tanatología en diversas universidades como UASLP, UCEM,UVAQ. Conferencias y cursos en IMSS, ISSSTE y otras instituciones.

Miembro de la Asociación Mexicana de Tanatología.

Director del Centro de Tanatología Vida y Plenitud.

Cuenta con Diplomados en Tanatología por la Universidad Colegio Latinoamericano de Educación Avanzada y Musicoterapia en Sociedad Peruana de Medicina Alternativa y Universidad Científica del Sur.

Ofrece conferencias de Tanatología mensuales sin costo en VALLE DE LOS CEDROS CAMPOSANTO.

  • Emergencia Tanatológica: 444 120 07 84.